Muchas
son las razones que hacen que los seres humanos corran; así es como me atrevo a
compararlo con Ulises de la Ilíada Griega, si buscáramos ¿Por qué Corre Ulises?
Encontramos que vio en sus sueños a su amada esposa Penélope, quien le pide que
regrese. Razón suficiente para él, enfrentando así grandes desafíos en su
periplo.
Escrito por: Roy Machado
¿Por qué corres? Suele ser la pregunta
La razón sencillamente es la vida.
Hablo de lo hermoso
de ir hacia adelante, además de la oportunidad de probarnos cada día para
reafirmarnos hasta donde somos capaces de llegar. También por el flameante
deseo de conocer el verdadero significado de cruzar una meta y esa sensación
experimentada al lograr alcanzarla. Muy a pesar del cansancio, fatiga y estrés
deportivo que al final de cuentas es mejor que el cansancio y estrés laboral,
causante este último de enfermedades varias.
Cada vez que puedo Corro, porque desconectarme de todo me permitirá generar nuevas
ideas mientras fortalezco mi enfoque. Siendo
así, he dispuesto que el correr sea mi mejor forma de encontrarme con mis
temores y derrotarlos sobre el asfalto Kms a Kms. Entendiendo que a medida que voy sobre mi zancada aumenta
el dominio en mi toma de decisiones y se diluyen los miedos, las dudas y
aumenta mi capacidad de ser mejor ser humano. A la par que voy planteándome
nuevos objetivos. .
En una oportunidad una persona me pregunto:
¿Por
qué Corres, si solo fortaleces las piernas?
Sin dudar en la respuesta busco asertividad
en los comentarios de los lectores cuando digo: Corro porque puedo potenciar los
pensamientos empoderantes e inspirar a otros a beneficiarse de esta disciplina,
y se conozcan un poco más de este maravilloso deporte.
A medida que corro encuentro más y nuevas
respuestas a mis dudas e incógnitas en el desenvolvimiento de la mejora
continua. Una especie de acto de crecimiento personal donde se alcanza una
disciplina fiel compañera de buenos hábitos que impactan de forma positiva a la
salud y el bienestar general. Obteniendo además un bagaje excepcional en torno
a la experiencia en cada viaje cada contacto cada cruce de meta que se traduce
en alimento para el alma. Como lo dijo Emil Zatopek, ganador de tres medallas
de oro en los juegos olímpicos de Helsinki 1952, “Si quieres ganar algo en la vida
haz una carrera de 100mtrs: si quieres ganar experiencia haz un maratón”
Me pregunto a mi mismo
¿Acaso la vida no es un maratón, donde cada uno corre a su propio ritmo?
Podría ser, pero lo cierto es que corro porque:
¿Acaso la vida no es un maratón, donde cada uno corre a su propio ritmo?
Podría ser, pero lo cierto es que corro porque:
Siempre que lo hago termino alegre, ademas encuentro respuestas tales como: corro porque sencillamente es saludable, porque quemo
calorías, porque me quito los kilos de más, porque duermo mejor ya que el
corredor disfruta más de las horas de sueño, porque mi corazón se vuelvo más
eficiente ya que el atleta adquiere la capacidad de bombear más sangre con
menos latidos, porque mejora mi circulación lo que oxigena más mis tejidos y
hace que los órganos de mi cuerpo funciones mejor.
Porque aumentan mis niveles de Serotonina importante como neurotransmisor en la inhibición de: la ira, la agresón, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vomito, la sexualidad, y el apetito, porque aumentan las Endorfinas que estimulan el estado de bienestar; porque me ayuda a enviar un mensaje a mi mente de combatir el dolor; porque estimula la masa ósea y me ayuda a combatir la osteoporosis; porque elimino el cortisol la hormona del estrés; porque se produce mayor elasticidad en los vasos sanguíneos lo que favorece la presión arterial; porque básicamente el correr cuida mi cuerpo, me da un nuevo estilo de vida, una visión de mundo, amplia mi horizonte. Pero esto no es lo mejor, corro porque cada vez gano más y mejores amigos, comparto experiencias inolvidables, veo sonrisas cómplices en cada “K” que recorro.
Corro porque tengo un compromiso absoluto con mis hijas. Corro porque sencillamente la adversidad es la piedra sobre la cual afilo mi espada, corro porque en realidad tengo miedo ante cada desafío y de esta forma me reto a mí mismo; aunque sé que no ganare ninguna carrera organizada, ganare la más importante la que refiere a mis objetivos personales, corro porque mi mejor medalla es la expresión de mis hijas cuando me ven cruzando la meta, sencillamente corro porque no dejo de cruzar metas.
Corro porque entiendo que sin sacrificios no hay ganancia, corro porque puedo alinear mi respiración con mi paso o ritmo de carrera y es la única forma de sentirme dueño del universo, corro porque entiendo que las barreras solo están en la mente. Corro porque sencillamente siempre voy hacia adelante y esa es la ruta del futuro, corro porque venzo al saboteador interno y le enseño que en mi mente no hay cavidad para él; corro porque nunca me doy por vencido. Corro porque siempre quiero ganarle a mi mejor versión, corro porque día a día fortalezco mi mente y eso es lo más importante para mantener mi actitud 100% optimista.
La fe y el optimismo son la carga para la buena vibra que me mantiene conquistando el asfalto, montañas, carreteras y cualquier ruta seleccionada para dominarla en cada zancada con un buen par de zapatos deportivos capaz de hacerme sentir cómodo. Es un ritual de arranque para activar en el cerebro los químicos de la felicidad Endorfinas y Serotonina. Sabiendo que luego también se activa la Oxitocina con la socialización de otros corredores conectando con sus historias y su emoción. Lo que nos otorga una ventaja social y activa la Dopaminas para sumar bienestar general a nuestro cuerpo. Además también alimenta mi ego efecto que levanta mi esperanza y ganas de vivir cada día más.
Porque aumentan mis niveles de Serotonina importante como neurotransmisor en la inhibición de: la ira, la agresón, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vomito, la sexualidad, y el apetito, porque aumentan las Endorfinas que estimulan el estado de bienestar; porque me ayuda a enviar un mensaje a mi mente de combatir el dolor; porque estimula la masa ósea y me ayuda a combatir la osteoporosis; porque elimino el cortisol la hormona del estrés; porque se produce mayor elasticidad en los vasos sanguíneos lo que favorece la presión arterial; porque básicamente el correr cuida mi cuerpo, me da un nuevo estilo de vida, una visión de mundo, amplia mi horizonte. Pero esto no es lo mejor, corro porque cada vez gano más y mejores amigos, comparto experiencias inolvidables, veo sonrisas cómplices en cada “K” que recorro.
Corro porque tengo un compromiso absoluto con mis hijas. Corro porque sencillamente la adversidad es la piedra sobre la cual afilo mi espada, corro porque en realidad tengo miedo ante cada desafío y de esta forma me reto a mí mismo; aunque sé que no ganare ninguna carrera organizada, ganare la más importante la que refiere a mis objetivos personales, corro porque mi mejor medalla es la expresión de mis hijas cuando me ven cruzando la meta, sencillamente corro porque no dejo de cruzar metas.
Corro porque entiendo que sin sacrificios no hay ganancia, corro porque puedo alinear mi respiración con mi paso o ritmo de carrera y es la única forma de sentirme dueño del universo, corro porque entiendo que las barreras solo están en la mente. Corro porque sencillamente siempre voy hacia adelante y esa es la ruta del futuro, corro porque venzo al saboteador interno y le enseño que en mi mente no hay cavidad para él; corro porque nunca me doy por vencido. Corro porque siempre quiero ganarle a mi mejor versión, corro porque día a día fortalezco mi mente y eso es lo más importante para mantener mi actitud 100% optimista.
La fe y el optimismo son la carga para la buena vibra que me mantiene conquistando el asfalto, montañas, carreteras y cualquier ruta seleccionada para dominarla en cada zancada con un buen par de zapatos deportivos capaz de hacerme sentir cómodo. Es un ritual de arranque para activar en el cerebro los químicos de la felicidad Endorfinas y Serotonina. Sabiendo que luego también se activa la Oxitocina con la socialización de otros corredores conectando con sus historias y su emoción. Lo que nos otorga una ventaja social y activa la Dopaminas para sumar bienestar general a nuestro cuerpo. Además también alimenta mi ego efecto que levanta mi esperanza y ganas de vivir cada día más.
Si tuviera que hacer algo en este momento no
dudes que sería ponerme mis deportivos para salir a correr, encontrándome como
siempre con mi aliento y ritmo de carrera. Así y después de alcanzar ese
alineamiento que permite vencer a los temores internos escucho mis
respiraciones. De esta forma aumenta mi fuerza interna impulsando al poder de
voluntad y la mente aprendiendo con humildad que en este deporte no está todo
escrito. Aún quedan muchas historias por contar y en el camino me voy topando con cada una de ellas me encuentro la evolución en cada zancada.
Gracias por leer y compartir este artículo con otro apasionado por la buena vibra
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