Te
levantas y…
Fuera de tu
tierra, aprendes a ser más nacionalista que nunca. En estos tiempos donde
muchos hemos sido obligados a emigrar de nuestro país, en donde haber sido desplazado del amor a lo nuestro desde lo nuestro, dejo de ser opción para convertirse en una eterna melancolía silente. Haciendo de aquellos momentos del ayer los invaluables recuerdo del hoy, gratamente preservados con amor en la memoria. En especial esos días que te rememoran el olor a tu tierra a la comida de mama, al asado de la tía, los chistes del tío jodedor y los abrazos de la abuela. Son esos instantes en la memoria los causantes de la búsqueda de calor fraternal de la familia y los buenos amigos. En general esas añoranzas forman el arraigo de lo mejor de nuestro gentilicio.
Ahora toca
a prender a cocinar todos los platos típicos de esa tierra llamada país. Aunque
la ausencia de los productos autóctonos te haga ponerte creativo para sustituirlos,
siempre emerge la creatividad. Porque encontrar aquella sazón del hogar se
convertirá en una tarea de no abandonar. Aún recuerdo un encuentro con el asado
negro, aquel día mientras caminaba cerca de la plaza central de la zona de
Barrancos en Lima Perú. Alcance a leer en una pizarra en la entrada de un
pequeño comedero “Hoy asado negro”. De inmediato entre y al mejor estilo de la
venezolanidad dije _Buenas tardes ¿Hay asado aún?_ escuche a la dueña toda una Venezolana
decir _si vale aún nos queda_. Después de vivir esa experiencia les puedo
garantizar que cada bocado permitió a mi mente un encuentro con seres amados en
mi vida.
Han sido
tantos los acontecimientos de este tipo que podría escribir un libro. Así sucedió
también por el norte de Portugal, en esos caminos donde conduces mientras
conoces nuevos caseríos y ese día tuve la ocurrencia de comer en una panadería del
camino. Mi mayor sorpresa fue encontrarme a un venezolano de pura cepa, quien
en la bienvenida me dijo “Hay cachitos”. Mi respuesta fue _verga no lo puedo
creer_ de inmediato me instale y me dispuse a disfrutar de ese pan tan oportuno
disfrutado en cientos de desayunos en la agitada vida de un caraqueño. Algo
similar me ocurrió en la ciudad de Oporto donde conocí a quien fuera el Rey Del
Golfeado de los Teques. Una lugar donde el suculento golfeado con queso aplaco
mi mente por varios segundos en una zona de rememoración.
Mas
historias se suman en recorridos por Madrid, Paris, Santiago de Chile, La
Coruña, Miami y Orlando Florida, pero estas las escribiré en otro artículo.
Ahora bien, fuera de los linderos de tu tierra te vuelves más venezolano porque
al enterarte que hay otros coterráneos reunidos jugando futbol te alistas para
ser parte del grupo. Te vuelves más venezolano porque no dejas tu jerga para
que tus chamos la aprendan. Te vuelves más venezolano porque se humedecen tu
iris cuando escuchas gaitas entrando diciembre. Te
vuelves más venezolano porque aprendes que "éramos
felices y no lo sabíamos" y por darle poder a los políticos ahora
estamos divididos. Te vuelves más venezolano porque viviendo en un país de aquellos
mal llamados primer mundo, solo aprendes lo mejor de su sistema con la firme
intención de llevarlo a Venezuela cuando todo cambie.
Los de
afuera y los de adentro…
Sí,
claro que sí, porque los venezolanos que están afuera son
optimistas al igual que los que en ella viven. Todos juntos abrigamos la esperanza de ver el
final del reinado de oscuridad que hoy hiere la democracia y libertad de los
venezolanos. Al igual que las enfermedades cuando aparecen y alguna de ellas
tardan pero al final el cuerpo fuerte resiste y la elimina. Así esperamos que
el mal sea extirpado y eliminado. Pero nunca olvidado para enseñarle a las
futuras generaciones la importancia del amor a nuestro país y no dejarlo en
manos de truhanes, quienes solo persiguen un fin y no es otro que aquel
perverso ruin y maléfico plan de robar todo a su paso.
Un plan
diseñado desde el odio y alimentado con el odio. Un plan que solo ha traído más
corrupción muerte cárcel y condena a quienes viven como alma en pena en
escasez e inseguridad. Pero los venezolanos apuntamos en nuestras bitácoras de
vida todo esto vivido. Hacemos especial énfasis en las tres “i” empezando con la
ignorancia, encargada de apoderarse de las mentes adoctrinadas y sentenciadas a
morir. Tal como el hábito de fumar matara silenciosa y lentamente. Indiferencia
por parte del resto del mundo ante los maleantes del Narcoterror, mientras esparcen
su maldad geopolíticamente. Intolerancia por parte de muchas personas, quienes
olvidan que este proceso en algún momento va a perimir y nacerá una Venezuela más
fuerte que aquella que albergo a ciento de nacionalidades en otrora.
Así
sucede…
Haciendo
vida en cualquier rincón del mundo siempre hay quien te pregunte ¿Cómo has
hecho para vivir en el país de las mujeres más bellas? A lo que siempre
respondo: _a eso te acostumbras porque no solo son bellas, son emprendedoras,
corajudas pero sobre todo inteligentes e indomables al fracaso_ Porque
valla que tenemos mujeres con intelecto y capacidad heroica notoria. Para
muestra solo ver como las estamos exportando al mundo, periodistas, médicos,
odontólogos, poetas, pintoras, creativas, deportistas, artistas y pare de contar.
Hay tantas historias en nuestro gentilicio, hay tanto talento, pero sobre todo
una fuerza interna tan inmensa, que nos obliga a no detenernos y mirar hacia
adelante sobre el camino marcado para el futuro, hasta alcanzar nuestra nueva
meta estés donde estés.
Resiliencia
La nueva
vida podría acercarnos a una posible muerte silenciosa incluso en mucho de los
casos se experimentará aquello vivido por los prisioneros de guerra. De alguna
manera comienzas a sentir aquello que abraza solo el instinto de sobrevivencia.
Como si fueras un náufrago a la deriva en medio del océano. Se abandona el
sentimiento que da origen a la pasión caminando como convicto por el pasillo carcelario
diariamente. En esos momentos atormenta constantemente el ¿por qué?
No
importa el país que hemos seleccionado, desde donde nos encontremos solo nos
queda remar con fuerza y no mirar atrás. Poner la mirada en el futuro y diseñar
como arquitectos e ingenieros cada una de las bases autopistas y puentes
que nos conduzcan a la felicidad. Porque definitivamente que ella no
dependerá de ningún partido político o presidente de turno. Dependerá solo de
nosotros y de esa capacidad resiliente de convertir lo negativo en acción
positiva para sobrevenir lo mejor en el nuevo amanecer.
Muchos
hemos dejado nuestras casas y apenas con una maleta hemos cruzado las
puertas de un aeropuerto donde sus colores ya simbolizan tristeza. Y la gran
mayoría de forma textual una maleta, pues es la moda de las aerolíneas para
Venezuela: una maleta. Después que cruzas esa puerta aprendes que aún
sigue existiendo la solidaridad. Ahora en otros países, que en una época vieron
a sus familiares partir y entre muchos países escogían Venezuela. Les ha tocado
verlos retornar. También se aprende que hay muchos compatriotas a la espera del
venezolano tonto, para embaucarlo y hasta estafarlo. Porque hay que decirlo,
encontraremos de todo un poco. Por suerte son una minoría pero se ganan
sus dos líneas en este testimonio.
Intentarlo
sin miedo a mirar atrás…
Cuando
llegas a otro país posiblemente lo primero que pasa por tu mente si eres
profesional titulado es homologar. Y casi siempre a excepción y sé que sí las
hay descubres la verdad sobre los engorrosos procesos. Suelen ser caros y
largos y hasta a veces crueles porque el bolívar producto de lo que se vendió
para salir del país, al cambio de la moneda internacional no representa mucho para
emprender esta hazaña.
Por otro
lado todo dependerá de tu número familiar. Por lo general a los solteros les
será más fácil el camino avizorado. Al igual que los más jóvenes. A diferencia
de quienes solemos emprender esta travesía con el núcleo familiar. Porque la
nostalgia se hace más grande para cargar, pero también las ganas son más
valerosas por sumar y entre todos las penas se amortiguan más.
Muchos somos los que hemos aprendido a picar una
torta de cumpleaños solos. O en ocasiones con nuevas amistades, quienes aún por
sus diferentes nacionalidades aprenden a cantar nuestro cumpleaños feliz. Mientras les enseñamos con ese carisma y
alegría que caracteriza al venezolano. Y aun así cuando nuestros padres o
familiares nos preguntan ¿cómo les van hijos? solemos decir todo bien mamá o
papá. Porque a la final todos pensamos igual ¿Para qué preocuparlos? Al menos
para los que preguntan, porque a muchos ni siquiera por cortesía les sueltan un
¿Cómo va todo por allá? Al menos para
saber si se han enfermado por el cambio de clima o por la comida entre otras
cosas. A muchos ni siquiera le preguntan si el niño Jesús visitara a sus chamos
o como es la tradición en estas nuevas tierras. Porque simplemente es más fácil
presumir que todo aquel que está afuera de Venezuela está de maravilla.
Sepa Ud., que nadie está bien fuera de su tierra
porque la angustia de saber que los seres amados aún continúan dentro de ella, siempre
es una perturbación. Además se sobreviene una cadena de sucesos que resienten
la pena por la lejanía, como por ejemplo armar un arbolito de navidad. Un
evento que nos sobrecarga de nostalgia y comenzamos a revivir los momentos donde
al son de la gaita, la familia se reúne alrededor de la mesa para hacer hallacas.
Inmediatamente se hace acompañar las alucinaciones olfativas del olor a pan de
jamón paneton y el infaltable dulce de lechosa.
Ahora muchos hemos aprendido a disfrutar del
frió y a soportar el calor. Y estar preparados para la lluvia, sin dejar a
un lado que nos ha tocado aprender en muchos casos un nuevo idioma. Que aunque
lo domines nunca iguala la riqueza de nuestra lengua materna. He visto a muchos
colgar la bata la corbata y dejar el titulo enrollado. Porque fuera de
Venezuela aprendes que todo eso ya no te sirve. Pero no se crean también es
sabroso volver a comenzar, porque descubres nuevos talentos y en muchísimos
casos he visto a venezolanos triunfar. Todo dependerá del plan a ejecutar y de
la habilidad de cada quien para innovar.
Aprendizaje…
La nueva
vida te guía para aprender a utilizar el GPS como herramienta principal de
navegación. Al punto que te haces un experto, sumando experiencia en uso de trenes
buses y transporte público en general. Ni hablar de los supermercados son los
primeros tours de muchos venezolanos a realizar. Porque ahí solemos encontrar
todo aquello que dejamos de disfrutar en la Venezuela actual. En estas nuevas
tierras siempre recuerdas que nunca apagabas la luz de la sala o el cuarto de
tu casa en Venezuela, pero ahora aprendes a vivir en oscuridad porque los
servicios son tan caros, que priorizas la utilización, para cuando sea realmente
necesario.
Una acción
muy recurrente de los venezolanos en el exterior es que valoran los cupones de los
supermercados, porque descubren que no son parte de una publicidad engañosa
como veníamos siendo acostumbrados. Por el contrario engancha bien al sistema y
los aplican cada vez que los visitan, porque representan un ahorro real. En
esos momentos piensas y después recuerda que "éramos felices y no
lo sabíamos."
Imposible
dejar de mencionar que fuera de Venezuela aprendes la titularidad de un
ciudadano de mundo. Porque haces tantas nuevas amistades y de todos aprendes algo
de su cultura. He conocido Políticos Empresarios Músicos Periodistas Chef
Cocineros Mesoneros Bartenders y créanme de cada uno me he quedado con lo mejor
de ellos, además de sus grandes e increíbles amistades. Gente culta amorosa y
respetuosa de su tierra, quienes me han brindado un apoyo desinteresadamente en
sus países. Personas con dotes de servidores, que prefieren recibir bendiciones
que mala vibra. Para ellos, que saben quiénes son y me han leído al igual como
hemos compartido, les doy mis mil gracias. Porque sin conocerme estuvieron ahí
presente, dándome una mano para acompañarme en este largo recorrido de cientos
de kilómetros y de experiencia.