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domingo, 15 de marzo de 2020

Inmigrante


CUANDO VIVES EN EL EXTRANJERO

Te levantas y…

Fuera de tu tierra, aprendes a ser más nacionalista que nunca. En estos tiempos donde

muchos hemos sido obligados a emigrar de nuestro país, en donde haber sido desplazado del amor a lo nuestro desde lo nuestro, dejo de ser opción para convertirse en una eterna melancolía silente. Haciendo de aquellos momentos del ayer los invaluables recuerdo del hoy, gratamente preservados con amor en la memoria. En especial esos días que te rememoran el olor a tu tierra a la comida de mama, al asado de la tía, los chistes del tío jodedor y los abrazos de la abuela. Son esos instantes en la memoria los causantes de la búsqueda de calor fraternal de la familia y los buenos amigos. En general esas añoranzas forman el arraigo de lo mejor de nuestro gentilicio.

Ahora toca a prender a cocinar todos los platos típicos de esa tierra llamada país. Aunque la ausencia de los productos autóctonos te haga ponerte creativo para sustituirlos, siempre emerge la creatividad. Porque encontrar aquella sazón del hogar se convertirá en una tarea de no abandonar. Aún recuerdo un encuentro con el asado negro, aquel día mientras caminaba cerca de la plaza central de la zona de Barrancos en Lima Perú. Alcance a leer en una pizarra en la entrada de un pequeño comedero “Hoy asado negro”. De inmediato entre y al mejor estilo de la venezolanidad dije _Buenas tardes ¿Hay asado aún?_ escuche a la dueña toda una Venezolana decir _si vale aún nos queda_. Después de vivir esa experiencia les puedo garantizar que cada bocado permitió a mi mente un encuentro con seres amados en mi vida.

Han sido tantos los acontecimientos de este tipo que podría escribir un libro. Así sucedió también por el norte de Portugal, en esos caminos donde conduces mientras conoces nuevos caseríos y ese día tuve la ocurrencia de comer en una panadería del camino. Mi mayor sorpresa fue encontrarme a un venezolano de pura cepa, quien en la bienvenida me dijo “Hay cachitos”. Mi respuesta fue _verga no lo puedo creer_ de inmediato me instale y me dispuse a disfrutar de ese pan tan oportuno disfrutado en cientos de desayunos en la agitada vida de un caraqueño. Algo similar me ocurrió en la ciudad de Oporto donde conocí a quien fuera el Rey Del Golfeado de los Teques. Una lugar donde el suculento golfeado con queso aplaco mi mente por varios segundos en una zona de rememoración.
Mas historias se suman en recorridos por Madrid, Paris, Santiago de Chile, La Coruña, Miami y Orlando Florida, pero estas las escribiré en otro artículo. Ahora bien, fuera de los linderos de tu tierra te vuelves más venezolano porque al enterarte que hay otros coterráneos reunidos jugando futbol te alistas para ser parte del grupo. Te vuelves más venezolano porque no dejas tu jerga para que tus chamos la aprendan. Te vuelves más venezolano porque se humedecen tu iris cuando escuchas gaitas entrando diciembre. Te vuelves más venezolano porque aprendes que "éramos felices y no lo sabíamos" y por darle poder a los políticos ahora estamos divididos. Te vuelves más venezolano porque viviendo en un país de aquellos mal llamados primer mundo, solo aprendes lo mejor de su sistema con la firme intención de llevarlo a Venezuela cuando todo cambie.

Los de afuera y los de adentro…

Sí,  claro que sí,  porque los venezolanos que están afuera son optimistas al igual que los que en ella viven.  Todos juntos abrigamos la esperanza de ver el final del reinado de oscuridad que hoy hiere la democracia y libertad de los venezolanos. Al igual que las enfermedades cuando aparecen y alguna de ellas tardan pero al final el cuerpo fuerte resiste y la elimina. Así esperamos que el mal sea extirpado y eliminado. Pero nunca olvidado para enseñarle a las futuras generaciones la importancia del amor a nuestro país y no dejarlo en manos de truhanes, quienes solo persiguen un fin y no es otro que aquel perverso ruin y maléfico plan de robar todo a su paso.

Un plan diseñado desde el odio y alimentado con el odio. Un plan que solo ha traído más corrupción muerte cárcel  y condena a quienes viven como alma en pena en escasez e inseguridad. Pero los venezolanos apuntamos en nuestras bitácoras de vida todo esto vivido. Hacemos especial énfasis en las tres “i” empezando con la ignorancia, encargada de apoderarse de las mentes adoctrinadas y sentenciadas a morir. Tal como el hábito de fumar matara silenciosa y lentamente. Indiferencia por parte del resto del mundo ante los maleantes del Narcoterror, mientras esparcen su maldad geopolíticamente. Intolerancia por parte de muchas personas, quienes olvidan que este proceso en algún momento va a perimir y nacerá una Venezuela más fuerte que aquella que albergo a ciento de nacionalidades en otrora.


Así sucede…

Haciendo vida en cualquier rincón del mundo siempre hay quien te pregunte ¿Cómo has hecho para vivir en el país de las mujeres más bellas? A lo que siempre respondo: _a eso te acostumbras porque no solo son bellas, son emprendedoras, corajudas pero sobre todo inteligentes e indomables al fracaso_  Porque valla que tenemos mujeres con intelecto y capacidad heroica notoria. Para muestra solo ver como las estamos exportando al mundo, periodistas, médicos, odontólogos, poetas, pintoras, creativas, deportistas, artistas y pare de contar. Hay tantas historias en nuestro gentilicio, hay tanto talento, pero sobre todo una fuerza interna tan inmensa, que nos obliga a no detenernos y mirar hacia adelante sobre el camino marcado para el futuro, hasta alcanzar nuestra nueva meta estés donde estés.


Resiliencia

La nueva vida podría acercarnos a una posible muerte silenciosa incluso en mucho de los casos se experimentará aquello vivido por los prisioneros de guerra. De alguna manera comienzas a sentir aquello que abraza solo el instinto de sobrevivencia. Como si fueras un náufrago a la deriva en medio del océano. Se abandona el sentimiento que da origen a la pasión caminando como convicto por el pasillo carcelario diariamente. En esos momentos atormenta constantemente el ¿por qué?

No importa el país que hemos seleccionado, desde donde nos encontremos solo nos queda remar con fuerza y no mirar atrás. Poner la mirada en el futuro y diseñar como arquitectos e ingenieros cada una de las bases autopistas y puentes  que nos conduzcan a la felicidad. Porque definitivamente que ella no dependerá de ningún partido político o presidente de turno. Dependerá solo de nosotros y de esa capacidad resiliente de convertir lo negativo en acción positiva para sobrevenir lo mejor en el nuevo amanecer.

Muchos hemos dejado nuestras casas  y apenas con una maleta hemos cruzado las puertas de un aeropuerto donde sus colores ya simbolizan tristeza. Y la gran mayoría de forma textual una maleta, pues es la moda de las aerolíneas para Venezuela: una maleta.  Después que cruzas esa puerta aprendes que aún sigue existiendo la solidaridad. Ahora en otros países, que en una época vieron a sus familiares partir y entre muchos países escogían Venezuela. Les ha tocado verlos retornar. También se aprende que hay muchos compatriotas a la espera del venezolano tonto, para embaucarlo y hasta estafarlo. Porque hay que decirlo, encontraremos de todo un poco.  Por suerte son una minoría pero se ganan sus dos líneas en este testimonio.


Intentarlo sin miedo a mirar atrás…

Cuando llegas a otro país posiblemente lo primero que pasa por tu mente si eres profesional titulado es homologar. Y casi siempre a excepción y sé que sí las hay descubres la verdad sobre los engorrosos procesos. Suelen ser caros y largos y hasta a veces crueles porque el bolívar producto de lo que se vendió para salir del país, al cambio de la moneda internacional no representa mucho para emprender esta hazaña.
Por otro lado todo dependerá de tu número familiar. Por lo general a los solteros les será más fácil el camino avizorado. Al igual que los más jóvenes. A diferencia de quienes solemos emprender esta travesía con el núcleo familiar. Porque la nostalgia se hace más grande para cargar, pero también las ganas son más valerosas por sumar y entre todos las penas se amortiguan más.

Muchos somos los que hemos aprendido a picar una torta de cumpleaños solos. O en ocasiones con nuevas amistades, quienes aún por sus diferentes nacionalidades aprenden a cantar nuestro cumpleaños feliz.  Mientras les enseñamos con ese carisma y alegría que caracteriza al venezolano. Y aun así cuando nuestros padres o familiares nos preguntan ¿cómo les van hijos? solemos decir todo bien mamá o papá. Porque a la final todos pensamos igual ¿Para qué preocuparlos? Al menos para los que preguntan, porque a muchos ni siquiera por cortesía les sueltan un ¿Cómo va todo por allá?  Al menos para saber si se han enfermado por el cambio de clima o por la comida entre otras cosas. A muchos ni siquiera le preguntan si el niño Jesús visitara a sus chamos o como es la tradición en estas nuevas tierras. Porque simplemente es más fácil presumir que todo aquel que está afuera de Venezuela está de maravilla.

Sepa Ud., que nadie está bien fuera de su tierra porque la angustia de saber que los seres amados aún continúan dentro de ella, siempre es una perturbación. Además se sobreviene una cadena de sucesos que resienten la pena por la lejanía, como por ejemplo armar un arbolito de navidad. Un evento que nos sobrecarga de nostalgia y comenzamos a revivir los momentos donde al son de la gaita, la familia se reúne alrededor de la mesa para hacer hallacas. Inmediatamente se hace acompañar las alucinaciones olfativas del olor a pan de jamón paneton y el infaltable dulce de lechosa.

Ahora muchos hemos aprendido a disfrutar del frió y a soportar el calor. Y estar preparados para la lluvia, sin dejar a un lado que nos ha tocado aprender en muchos casos un nuevo idioma. Que aunque lo domines nunca iguala la riqueza de nuestra lengua materna. He visto a muchos colgar la bata la corbata y dejar el titulo enrollado. Porque fuera de Venezuela aprendes que todo eso ya no te sirve. Pero no se crean también es sabroso volver a comenzar, porque descubres nuevos talentos y en muchísimos casos he visto a venezolanos triunfar. Todo dependerá del plan a ejecutar y de la habilidad de cada quien para innovar.


Aprendizaje…

La nueva vida te guía para aprender a utilizar el GPS como herramienta principal de navegación. Al punto que te haces un experto, sumando experiencia en uso de trenes buses y transporte público en general. Ni hablar de los supermercados son los primeros tours de muchos venezolanos a realizar. Porque ahí solemos encontrar todo aquello que dejamos de disfrutar en la Venezuela actual. En estas nuevas tierras siempre recuerdas que nunca apagabas la luz de la sala o el cuarto de tu casa en Venezuela, pero ahora aprendes a vivir en oscuridad porque los servicios son tan caros, que priorizas la utilización, para cuando sea realmente necesario.

Una acción muy recurrente de los venezolanos en el exterior  es que valoran los cupones de los supermercados, porque descubren que no son parte de una publicidad engañosa como veníamos siendo acostumbrados. Por el contrario engancha bien al sistema y los aplican cada vez que los visitan, porque representan un ahorro real. En esos momentos piensas y después recuerda que "éramos felices y no lo sabíamos."

Imposible dejar de mencionar que fuera de Venezuela aprendes la titularidad de un ciudadano de mundo. Porque haces tantas nuevas amistades y de todos aprendes algo de su cultura. He conocido Políticos Empresarios Músicos Periodistas Chef Cocineros Mesoneros Bartenders y créanme de cada uno me he quedado con lo mejor de ellos, además de sus grandes e increíbles amistades. Gente culta amorosa y respetuosa de su tierra, quienes me han brindado un apoyo desinteresadamente en sus países. Personas con dotes de servidores, que prefieren recibir bendiciones que mala vibra. Para ellos, que saben quiénes son y me han leído al igual como hemos compartido, les doy mis mil gracias. Porque sin conocerme estuvieron ahí presente, dándome una mano para acompañarme en este largo recorrido de cientos de kilómetros y de experiencia.